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Nuestros Niños - Boletín mensual

Cada mes, compartimos los logros, las historias y los avances de nuestros niños.
Descubre lo que estamos haciendo juntos.

Sara Marisol

Originaria de la comunidad de Mesa de Conejos, Marisol ha sido becaria desde el 3º año de primaria. Gracias a su constancia y gran promedio, ha recibido apoyo escolar continuo de Nuestros Niños de San Luis, lo que le ha permitido continuar su formación sin interrupciones.

Hoy, con 18 años, estudia Ingeniería Mecánica Eléctrica en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Se convirtió en la primera mujer de su familia en ingresar a la universidad y sueña con ser una excelente ingeniera. Habla inglés con fluidez y ha comenzado a estudiar francés por su cuenta. Su historia es un testimonio de esfuerzo, gratitud y superación.

Ana Guadalupe Ricario Santillán

En 2015, conocimos a Lupita en la comunidad de San Marcos Carmona. Tenía excelentes calificaciones, enormes ganas de seguir estudiando y una gran preocupación: no podía pagar los cuatro camiones diarios ni los gastos para ingresar al COBACH 28.

La recibimos en la asociación y, tras las evaluaciones correspondientes, se convirtió en becaria. Durante la preparatoria demostró excelencia: fue el mejor promedio de su generación y ganó una olimpiada estatal de biología.

Aunque pensó que su sueño terminaría ahí, por su destacado desempeño continuamos apoyándola: libros, inscripciones, uniforme clínico y una computadora para la universidad. Ingresó a la Facultad de Medicina de la UASLP en su primer intento y hoy cursa el último semestre. Actualmente trabaja en un dispensario médico, sumando experiencia y apoyando a su familia con sus ingresos.

“Estoy muy feliz y agradecida. Sin Nuestros Niños de San Luis, esto no habría sido posible. Gracias por acompañarme en este camino.”

Su meta ahora es especializarse como neumóloga pediatra. Y no tenemos duda de que lo logrará.

Miriam Itzel Rete Corpuz

Miriam tiene 20 años y es originaria de la comunidad El Jaralito. Vive con sus padres, Francisco y Margarita, y sus dos hermanos, en una familia unida y trabajadora. Desde pequeña mostró un fuerte compromiso con su educación y fue becada por la Asociación desde el 4º año de primaria, tras destacar en sus evaluaciones académicas y socioeconómicas.

Estudió en una telesecundaria por razones económicas, pero eso no limitó sus sueños. La asociación le brindó clases de inglés los sábados y apoyo con transporte, lo que fortaleció su formación. Durante la preparatoria, recibió ayuda con útiles, uniformes, inscripción y, durante la pandemia, con una tableta que le permitió continuar sus estudios en línea.

Hoy cursa el 5º semestre en la Benemérita y Centenaria Escuela Normal del Estado de San Luis Potosí, preparándose para cumplir su sueño de ser maestra de primaria. Ha realizado prácticas en distintos contextos educativos y mantiene un excelente promedio.

Miriam agradece profundamente el apoyo recibido durante todos estos años. Gracias a su esfuerzo, al acompañamiento de sus padres y a la beca, está cada vez más cerca de convertirse en la gran maestra que siempre soñó ser.

Juan de la Cruz

En 2015, desde la comunidad de Mesa de los Conejos, Juan estudiaba su último año de telesecundaria. Su mamá, al enterarse del programa de becas, acudió con la esperanza de que su hijo pudiera continuar estudiando. Juan fue evaluado académica, psicológica y socioeconómicamente, y cumplió con todos los requisitos.

En ese momento, su futuro era incierto. Su padre, jornalero, era el único sostén económico y, con dos hermanos más, los estudios parecían fuera de alcance. Sin embargo, al ser aceptado en el programa, Juan decidió dar el paso e ingresar al bachillerato.

Durante toda la preparatoria recibió apoyo con inscripciones, útiles y uniformes. Su compromiso fue total: mantuvo un excelente promedio que le permitió conservar su beca. Al terminar, pensó nuevamente en pausar sus estudios, pero fue nuevamente respaldado para ingresar a la carrera de Ingeniería Química en la UASLP.

Para apoyar a su familia, Juan trabajó durante las vacaciones en Cinépolis, sin descuidar su formación. Realizó su servicio social en la coordinación de su carrera y actualmente cursa el último semestre. Además, colabora como asistente de investigación en el Laboratorio de Química Ambiental, bajo la dirección del Dr. Roberto Leyva Ramos.

“Estoy a nada de ser el primer ingeniero en mi familia. Gracias a Nuestros Niños de San Luis, seguir estudiando fue posible. Ahora quiero hacer mis prácticas en la industria química y crecer como profesionista.”

Juan es un ejemplo de esfuerzo, visión y gratitud. Su historia no solo inspira, sino que abre camino para quienes vienen detrás.

Mauricio Sánchez

En 2013, Mauricio cursaba el último año de secundaria en la comunidad de Maravillas. Su mamá, al enterarse del programa de becas de Nuestros Niños de San Luis, solicitó el apoyo. Después de pasar las evaluaciones académicas, psicométricas y socioeconómicas, fue aceptado.

En casa, las posibilidades eran limitadas. Su padre, mecánico, sostenía a la familia, y su madre se dedicaba al hogar, cuidando de sus cuatro hermanas. Mauricio ya pensaba dejar los estudios y comenzar a trabajar para ayudar, pero al ser aceptado como becario, decidió seguir adelante e ingresar al bachillerato.

Durante la preparatoria recibió apoyo para inscripciones, libros, útiles, uniformes y calzado. Respondió con dedicación y buen promedio, lo que le permitió conservar su beca. Al terminar, pensó nuevamente en dejar la escuela, pero recibió otra gran noticia: sería respaldado también en la universidad.

Ingresó a la Facultad de Psicología de la UASLP y, para no sobrecargar económicamente a su padre, comenzó a trabajar como dispensador en una farmacia. A pesar de combinar estudio y trabajo, su rendimiento no bajó, y mantuvo la beca durante toda la carrera.

Hoy, Mauricio realiza su servicio social en la Facultad de Ingeniería de la UASLP. Está por convertirse en el primer profesionista de su familia y tiene una meta clara: abrir su propio consultorio psicológico.

“Estaba resignado a dejar la escuela, pero la Asociación me dio un nuevo camino. Gracias por el apoyo económico y moral. Hoy estoy a punto de lograr algo que parecía imposible para mí y mi familia.”

Mauricio es ejemplo de lo que se puede alcanzar cuando el compromiso se encuentra con la oportunidad.